
Provi en salida
Desde hace tres años, durante las vacaciones de setiembre el Club de Niños realiza la actividad “Provi en salida”, en la que, en lugar de la propuesta habitual del programa, los educadores visitan los hogares de los chiquilines. Se trata de “dedicar un tiempo del año para encontrarnos con las familias desde otro lugar. Lo que hacemos es salir al barrio, recorrerlo, llegar a las casas de todos los niños y niñas y compartir un rato con las familias”, cuenta Cecilia Albanez, psicóloga del Liceo. “Es lindo porque te vienen a visitar y, podés hablar más con ellos, conocerlos más, y charlar de lo que está pasando ahora y de muchas cosas de tu vida”, comparte Eliana, estudiante de quinto del Club de niños.
Las visitas se agendan la semana anterior con las distintas familias de acuerdo a sus disponibilidades, “coincide con la semana de vacaciones entonces sabemos que los gurises y la mayoría de las familias están en sus casas”, explica Cecilia. Este año, se anotaron un total de 73 familias, y se alcanzó a visitar a todas. “Familias que salieron antes de trabajar o pidieron el día libre para estar, o no podían estar y le pedían a otro familiar que estuviera. Eso habla de que esta semana es esperada por todos: familias, educadores, gurises”, explica Cecilia. Entre los educadores, también se vive con mucha emoción y expectativas, “destaco las ganas del equipo, el espíritu de alegría y de compromiso con el que se vive, las verdaderas ganas de encontrarnos mutuamente, realmente se disfruta de todos lados”, cuenta Cecilia.
“Como se viene haciendo un proceso y no es la primera vez, hay muchas familias que ya conocen. Entonces cuando decimos “la semana que viene hay Provi en salida”, ya saben de lo que hablamos”, agrega Cecilia. En algunos casos en los que los referentes familiares no pueden estar, se coordina con otros integrantes de la familia. De esta manera, “hay otros actores dentro de la familia que empiezan a tomar visibilidad y protagonismo y que son parte de la vida de los chiquilines entonces está bueno tener ese acercamiento”, explica Cecilia. A través de esta instancia, los educadores tienen la oportunidad de acercarse y conocer mejor la realidad y la familia de cada chiquilín. “Nos permite conocer a las familias en su lugar. Es una caricia al alma que nos abran las puertas, nos reciban, porque nos permite a nosotros conocer desde otro lugar el barrio en el que estamos todos los días”, explica Cecilia.
“El encuentro en sí, es lo que se da en el momento, mucha sencillez y espontaneidad”, agrega Cecilia. Angelina, estudiante de quinto del Club, cuenta, “A mi casa fueron Ceci y Rafa, tomamos mate, mi padre hizo un pan y los convidamos. Un pan especial porque yo soy celíaca, y Ceci y Rafa probaron y les gustó un montón”. Eliana por su parte nos comparte que, “yo recibí a Mane, la maestra de primero y segundo, a Tito, el profesor de huerta, estuvimos tomando mate y hablamos de los paseos, de todas las cosas que hacemos en Provi. Después les enseñamos el fondo de mi casa y se enamoraron”. Es un momento en el que todas las partes se predisponen a charlar y compartir su realidad. Angelina comparte: “Me gustó porque pudimos contarles cosas que nos pasaban y ellos te escuchan y te intentan ayudar, es lindo, y ellos también te cuentan y te conoces más”. Como explica Cecilia, “Nos sumamos a la cotidianeidad de las familias. Hacemos un mate y surge la ronda de mate, nosotros llevamos torta y las familias también te esperan con algo. Yo tuve la experiencia de un cafecito abajo de un árbol. Se comparten las mascotas, un juego, una guitarra, cantos y música”. “Me gustó porque podes hablar de muchas cosas, mostrarles tus fotos, contarles tus recuerdos”, agrega Catherin, estudiante de quinto del Club de Niños.
En los distintos hogares se percibe las ganas de recibirnos. “La verdad que hay una apertura muy linda. Para las nuevas familias fue un descubrimiento y después, las repercusiones que tenemos en los días siguientes son muy lindas”, cuenta Cecilia. Este año desde Providencia, con el objetivo de dar a conocer el proyecto de medio ambiente en el que trabajan diariamente los chiquilines, llevó de obsequio tarros para guardar residuos orgánicos. “Ya los días siguientes a la visita venían las familias con el tarro lleno de residuos orgánicos para la compostera de nuestra huerta”, cuenta Cecilia. Año a año “Provi en salida” se va incorporando como una actividad fuerte y con un peso importante, ya que para nosotros es fundamental la construcción de vínculos sólidos con las familias de los chiquilines. “A mí me emociona y me impacta de forma sumamente positiva que las familias tengan esa receptividad con la propuesta y con el equipo. Una hermosa experiencia que se va a seguir repitiendo todos los años”, concluye Cecilia.